Tras la muerte del barón Heinrich Thyssen-Bornemisza, su hijo, Hans Heinrich, se comprometió a seguir la pasión por el arte que tenía su padre. Dedicó su vida a ampliar y enriquecer la colección familiar. Las obras se habían repartido entre sus hermanos en la herencia por lo que su tarea fue recomprar esas obras para crear una galería más grande.
Hans Heinrich también diversificó la colección, incorporando arte de diferentes épocas, estilos y nacionalidades, incluyendo artistas europeos y estadounidenses. Esto le permitió crear una de las colecciones más completas del mundo, abarcando desde el Renacimiento hasta el arte moderno. Gracias a su legado, actualmente podemos encontrar en el Museo Thyssen una amplia colección de arte que alberga pinturas de grandes artistas como Rubens, el Greco, Caravaggio, Degas o Van Gogh.